La temporada 2004/05 para el Tomelloso C.F. se presentaba
en verano como una temporada de cambios. Para la segunda campaña
consecutiva en Segunda B, el equipo estaría en un nuevo grupo (el IV, con
andaluces, murcianos, extremeños y castellano-manchegos), con un nuevo
míster (el toledano José Ramón Corchado, que el año anterior no había
librado del descenso al Yeclano) y con una plantilla bastante renovada. El
capítulo de altas presentó siete fichajes, más dos canteranos que subían del
juvenil nacional. El delantero madrileño Javi Sanz fue la incorporación más
destacada. En cuanto a las bajas, las de Carlos Sanz y Pedro Carrión fueron
las más relevantes, además de la retirada del veterano Ignacio, que pasó a
entrenar al equipo juvenil.
Ya con la liga en marcha, la competición empezó con el Tomelloso abonado al
empate, ya que los seis primeros encuentros se resolvieron con una victoria
y cinco igualadas, habiendo marcado sólo cuatro tantos. La lesión de Javi
Sanz trastocó los planes del míster, y el equipo se vio sin referencia de
ataque en estos compases de temporada. Así, lo que al principio era alegría
al no haber perdido ninguno de los seis primeros encuentros, se convirtió en
preocupación al estar ocho jornadas sin ganar (entre la 6 y la 13), en una
racha que culminó con una severa derrota por 3-0 contra el entonces colista,
el Melilla.
A pesar de ganar al Arenas, otro equipo de los de abajo, en la siguiente
semana, el equipo había entrado en barrena. José Ramón Corchado perdió
entonces los papeles y la autoridad sobre la plantilla, que dentro y fuera
del vestuario empezó a desacreditar al toledano, criticándo sus métodos de
entrenamiento y planteamientos de partidos. Corchado, por su parte, se cebó
con el entorno del club, poniéndose a la defensiva ante cualquier atisbo de
crítica. El ambiente se había enrarecido, y el equipo caminaba hacia la
perdición habiendo ganado sólo tres partidos antes del parón navideño.
El primer partido de 2005 se presentaba importante, al recibir de nuevo al
colista, en este caso el Talavera. Pero el equipo no demostró nada y empató,
cayendo a la penúltima plaza de la tabla. Se había tocado fondo, y la
afición pedía soluciones. De esta forma, José Ramón Corchado abandonó el
equipo en decisión consensuada con la directiva. Su sustituto sería un
hombre de la casa, Jesús Úbeda, que hacía unos meses se había hecho cargo
del juvenil tras la marcha de Ignacio. Úbeda se hizo cargo en principio
interinamente del equipo, aunque al final aguantaría toda la temporada.
En cuanto a la plantilla, se produjeron en enero cinco altas y otras tantas
bajas. Abandonaron el club Alonso, un fichaje frustado, Javi Sanz, por
problemas de trabajo, y tres jugadores del año anterior que ya no eran
imprescindibles: Andrés, José Luis y Pelu, la baja más sorprendente ya que
había sido titular fijo hasta entonces. Las altas, traídas en su mayoría por
el secretario técnico Pedro Hontecillas, no tenían a priori mucho relumbrón.
Se trató de Dupi
y Alberto Olmo, dos hombres de confianza de Hontecillas que llegaban de 3ª; Infantes,
suplente en el Marino de Luanco; Raúl Ibáñez, el ex-jugador tomellosero que
llevaba seis meses en blanco; y Baba Sule, la nota exótica: un jugador
ghanés que en los últimos cuatro años sólo había jugado cinco partidos
oficiales. De todos ellos sólo Dupi demostró nivel para ser titular en 2ªB.
Aun así, de la mano de Úbeda el equipo mejoró, y consiguió hacerse fuerte en
casa, donde se encadenaron cinco partidos seguidos sacando los tres puntos,
incluso a gallitos como Sevilla o Ceuta. La permanencia ya no parecía una
utopía, y a falta de ocho partidos el Tomelloso estaba fuera de la zona de
peligro. Las cuentas decían que se necesitaban ganar tres o cuatro de esos
ocho encuentros para salvarse. Y justo entonces volvió el equipo a
estancarse. Dos partidos seguidos en casa contra Jaén y Melilla, que podían
dejar el objetivo ya en la mano, se resolvieron con un empate y una derrota.
Tras ganar al colista Arenas, dos derrotas seguidas ante Badajoz y Cartagena
hacían que, a falta de tres jornadas para el final, el Tomelloso volviese a
zona de descenso. Se ganó luego en casa al Díter Zafra, pero los resultados
de los rivales no acompañaban, y así se llegó al derbi fratricida en
Talavera de la Reina. El equipo que perdiese tendría pie y medio en 3ª, e
incluso podía bajar matemáticamente según el resto de resultados. A falta de
10 minutos el partido seguía 0-0, con el Tomelloso con uno menos. Pero
entonces llegaron dos internadas talaveranas por banda derecha que acabaron
en gol. El resultado, unido a las victorias de dos rivales directos, hacían
que ese 22 de mayo el Tomelloso estuviese de vuelta en 3ª.
La temporada terminaba con el recuerdo de la pésima primera vuelta (17
puntos en 19 jornadas) y con la duda de qué hubiera pasado de haber tomado
medidas antes. Aunque también con el condicionante de lo poco que aportaron
los refuerzos, tanto los de inicio de temporada como los de invierno, ya que
de los 12 hombres que se trajeron sólo Cabezas, Dupi y Javi Sanz (el poco
tiempo que estuvo) demostraron nivel de 2ªB. Demasiados
errores, por tanto, como para poder seguir en la categoría de bronce, y más en un grupo tan
competitivo como el andaluz.
Al igual que para el primer equipo, para el Tomelloso Juvenil
Nacional la 2004/05 era la segunda temporada consecutiva en
dicha categoría. Para tal menester, se confeccionó una plantilla en la que
numerosos jugadores variaban con respecto a la temporada anterior. Sólo siete
miembros de la plantilla del debut seguían (de los cuales dos no acabarían la
campaña), lo cual suponía un hándicap bastante importante. Esas bajas se
cubrieron con jugadores del juvenil provincial y con tres jugadores que llegaron
del Cristo de la Vega de Socuéllamos. La plantilla quedó formada inicialmente
por: Paco como único portero; Picazo, Salazar, Manu, Salva, Dani, Jomi, Adri y
Agustín como defensas; Raúl, Luismi Lobato, Sergio y Jaime como medios; y David
Rodrigo y Gonzalo en la delantera. Paco, Manu, y Salva no terminaron la
temporada, y se fichó a tres refuerzos forasteros más: el portero Manu y los
defensas Chiqui y Barrios, además de subir del provincial al prometedor jugador
argamasillero Carlitos.
El entrenador elegido para dirigir al juvenil nacional fue Ignacio Galindo,
recién retirado de la portería del primer equipo. Ignacio ya había sido
entrenador del juvenil en la temporada 2000/01, compáginandolo entonces con sus
labores de jugador. Con Ignacio en el banquillo el equipo funcionó bien, y
marchaba ubicado en la zona tranquila de la tabla. Pero en el mes de diciembre
Ignacio recibió una oferta para dirigir al primer equipo del Bolañego, de 1ª
Autonómica, y dejaba Tomelloso. Su sustituto sería Jesús Úbeda, ex-entrenador
del primer equipo que estaba en el paro. Úbeda sólo duró tres partidos en el
cargo, ya que saltó al primer equipo tras el cese de Corchado. Tres partidos en
los que el equipo empezó la cuesta abajo, ya que se tradujeron en tres derrotas
sin marcar ningún gol.
A Úbeda le reemplazó provisionalmente Ramón Palacios, un hombre de la casa, que
estaba ejerciendo de segundo entrenador. Siete partidos estuvo al frente del
equipo, en los que sólo se lograron dos puntos. Una época que coincidió con la
salida del equipo de varios jugadores importantes. Al final, Vicente Becerra,
otro ex-jugador del primer equipo, y seleccionador regional femenino, fue el que
terminó la temporada. Con Becerra se remontó el rumbo, pero ya era tarde. La
permanencia se la jugó el Tomelloso en un último partido contra el Conquense en
el que la derrota tomellosera supuso el descenso de los dos equipos. Así acabó
una temporada negra para el juvenil, al igual que para el primer equipo.
En cuanto al segundo equipo juvenil, que intervino de nuevo en categoría
provincial, estuvo dirigido por Pedro García, que el año anterior había sido el
2º de Carlos Moreno en el nacional. Su composición fue la siguiente: Montalbán y
Pedrito como porteros; Macu, Raúl, Adrián, Tejero, Ángel, Sete y Juan como
defensas; Carlos, Miguel, Gallego, Joseda, Javi López, Imad, Ayoub y Rubén como
medios; y Nete, Argumánez, Ángel Luis y Mario Ortiz. Mucha juventud en un equipo
al que le costó mucho entrar en juego, realizando una primera vuelta floja y una
segunda mucho mejor. Al final, 9º clasificado de 13 equipos.